Cuando la guerra habita una casa, un lugar de trabajo, o el lugar donde nosotros estamos... ¨A veces, no necesitamos vivir en terreno belicoso para saber lo que es la guerra; ni debemos salir más allá de nuestra casa para llorar y desangrarnos por pérdidas cotidianas¨ Mantenernos serenos y humildes ante el vendaval de acusaciones, ataques, denigraciones, intentos de mutilaciones del alma, debe hacernos más fuertes ante quien intenta herirnos, porque debemos sabernos ajenos a sus verdades parciales y a su dedo acusador. No debemos responder al ataque, debemos centrarnos en nuestro Yo interior para mantener a salvo la integridad del espíritu. Puede ser en nuestra casa, en nuestro lugar de trabajo o con personas que estemos en contacto. Buscar refugio en nuestra Fe, en nuestros afectos de vida y en nuestra verdadero ser y sentir , nos mantendrá a salvo de perder la integridad espiritual, y no nos permitirá caer en el abismo de guerras insanas y desmedidas.